Tierra de nadie, tierra de todos... unos reclutas gastan su tiempo libre en ser silenciosos para no ser descubiertos. Son realmente buenos; sus instructores no han malgastado el tiempo. Están buscando al salvaje que falta entre ellos, aquel cuya expresión no cambia nunca, el de las montañas del norte.
Tierra de nadie, al fin le encuentran: es un salvaje. Le han rastreado hasta un claro lejano del campamento. Él practica con la espada, pero se ha parado.. se concentra. Unas palabras en una lengua desconocida para todos menos para él... una invocación. Una sombra aparece ante él; se alimenta del miedo, miedo que se ha desbocado por culpa de los que no estaban invitados, rápidamente se divide... toma la forma de las pesadillas más terribles que puedan tener.
Tierra de nadie, pero que él reclamará como suya por la fuerza en este momento. Reacciona furioso al ver que le estaban espiando, se lanza enloquecido hacia cada una de las sombras a las que despacha casi sin esfuerzo y dejando solo una arroja su espada al suelo y desata su furia con sus propias manos. Enloquecido. Ninguno entiende quién es él, porque ni siquiera sospechan que esté entre ellos. Quizá sólo es un salvaje y no entiende bien las cosas.
Tierra de uno, tierra del cazador de demonios. Dejadle en paz, dejadle tranquilo.
(Circo de mariposas VIII)
http://sendaguerrero.blogspot.com.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario