Tras un buen estofado retomé los caminos con calma, bajo la lluvia o bajo el sol... hacia el norte, hacia mi hogar y mi familia. Donde mi hermana me esperaba con una sonrisa que merece todo el camino que hice hasta allí.
Mantengo el equilibrio entre los mundos, en ocasiones hastiado de ello y maldigo a quienes me encomendaron dicho cometido. Pero a veces... a veces encuentro paz, quizá más en mi silencio, mi largo camino hacia casa, donde me espera mi padre y mi madre, donde mi hermana quiere jugar aunque ya sea toda una mujer.
Hijo mío, que aun no naciste. Ansío que si llegas a nacer, crezcas para poder comprobar los pequeños placeres de los caminos.
(El legado del guerrero XL)
http://sendaguerrero.blogspot.com.es/
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