Por aquel entonces, regresé del averno y de mi conciencia perdida. Morir es el mejor regalo para un cazador; y aun me pregunto por qué esta alma que no es mía se aferró tanto a mi voluntad y me hizo regresar. Lo que allí sucedió, allí queda, porque no deseo rememorar algo que me hizo perder mi propia identidad. Lo cierto es que al final regresé... en Silh, el reino sin rey. Y les proporcioné uno justo bajo el blasón del león.
Y allí, en los jardines de su capital, paseé para recuperarme, y allí golpeé los árboles con mis manos desnudas. Golpeé de impotencia. Golpeé de humanidad. Recuerdo por quién sentí latir un corazón y recuerdo por qué se hizo polvo.
Bah.. dejémoslo ahí... me expreso mejor con la espada....
...el día es para mi hermana, que me hizo regresar del todo y hoy me dio las buenas noches en casa.
(El legado del guerrero XXXVIII, Pensamientos)
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