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17 abr 2013

Recuerdos que aun duelen


Los recuerdos le apabullan.

Él sale de la casa donde es huésped de sus amigos. El acero le guía, sirve para controlar y para enfocar. Pero no es suficiente, los recuerdos se aglutinan en su cabeza. Aun no ha pasado demasiado tiempo. Mientras camina recuerda aquella noche, sin nada que la volviese especial, en la que su corazón -cuando aún tenía- latía deprisa. Acompañaba a esa persona que una vez amó por encima del resto de mortales. La noche se tornó especial cuando inesperadamente sus labios se acercaron muy despacio, los segundos fueron eternos -más aun para aquel que contempla el tiempo de manera diferente-. Sólo un instante para respirar

"¿Qué haces?" - preguntó él . "No lo sé" - fue su respuesta. Y sus labios se fundieron en uno solo.

¿Cómo un simple recuerdo puede desembocar tanto dolor? Este es solo uno de ellos. Uno de tantos. Él ha decidido regresar a su instinto más primario... más... salvaje. Comportarse como aquellos supersticiosos de las tierras del norte, tomar lo que es suyo.... ser más cruel, si cabe, que el cazador de demonios que ha sido siempre.

"Nadie me somete" - dice para sí mientras desenvaina su espada. Ha llegado caminando hasta un tronco viejo y caído en medio de un camino cercano. Desata su ira contra él, lo hace añicos con fuerza bruta, con ira, con rabia...

Despeja el camino, pero sabe que no es la solución que él busca. Tarde o temprano volverá a perder el control de sus impulsos. Su deseo es liberar el alma que no le pertenece, sea por la muerte, o sea perdiendo los recuerdos de mil  vidas.

(El legado del Guerrero XXXIV)



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