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8 abr 2013

Pesadillas en la oscuridad

Es de noche, en una cabaña en medio de un denso bosque. Llueve estrepitosamente. No se puede ver más allá de un palmo,  no hay manera de huir, es imposible ver el camino. Todos los que tratan de correr y salvarse acaban agonizando en la oscuridad, chillando... asustando a los que aun no se atreven a salir.

El más cercano acaba de ser desmembrado... sus extremidades han caído al alcance de la única lumbre que hay. El terror se apodera de todos. Alguno pierde la cabeza, hunde cobarde su espada en el pecho... otros ruegan por una muerte más indigna aun y piden la decapitación.

El demonio gruñe, ruge... les acecha. Les caza, les humilla.

Los valientes salen temblorosos a su caza, ninguno muere en silencio. Todos acaban aterrados. Puro placer de sangre. Al final, sólo queda uno... el único que no tiembla. Apaga la hoguera a la puerta de la cabaña echándole tierra con la bota. Se adentra en la lluvia, la siente en la oscuridad. Su oído se agudiza, oye las pisadas de su depredador con la suficiente antelación de evitar la dentellada a su cuello... El brazo sale volando por los aires, el dolor es insoportable, pero su espíritu no se doblegará a chillar. Tumbado en el suelo, un zarpazo le desarma de una pierna. Aprieta los dientes como una bestia más, acabará derrotándolo, aunque deba olvidar su humanidad....

...el golpe final... la pesada zarpa cae sobre el cuerpo desmembrado...

...llega el despertar sobresaltado en lugar de la muerte.

Es de día. El sol entra por la ventana. Puede olerse un suculento desayuno en la chimenea. Él se levanta incrédulo hasta que, despierto completamente, descubre que solo fue una pesadilla. Baja a desayunar y saluda a la familia del granjero Marcus. Es territorio de Immert, donde la tierra es verde y próspera. Ayudará a labrar la tierra como pago por su hospedaje. De buen grado, sonríe como hacía tiempo que no sonreía.

--Cazador, disfrutas el infierno. Tu hogar es la batalla. No conoces el miedo, no te doblegarás, lucharás hasta el último exhalar. Apenas te sientes humano, y sin embargo, nos protegerás con tu vida--
(General Marcus, de la verde tierra de Immert)

(El legado del Guerrero XXXII)




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