Miradle atentamente; ha desterrado aquel recuerdo, aquella mujer que no le quiso amar como él deseaba; le ha desterrado de sí mismo. Ha olvidado que alguna vez tuvo una musa; ha recordado quien solía ser. Cierra los ojos para soñar; busca un escudo mental; una meta para alcanzar...
Ha regresado a la caza, a controlar aquellas bestias feroces que aterrorizan a los débiles. Su frialdad se torna goce; pues disfruta con la lucha antaño olvidada.
Él es quien guarda el equilibrio entre los mundos, quién puede abrir o cerrar sus puertas a voluntad; él es el cazador de demonios.
Viejos amigos retornan a su corazón: el honor, el recto camino, la espada,... una esperanza vislumbra en su interior.
(El legado del Guerrero XXV)
http://sendaguerrero.blogspot.com/
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