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13 mar 2012

Epitafio

Pregunté en cuántos pedazos podría partirse un corazón humano; ellos no supieron contestarme. Regresé a una ciudad desierta, observé el foso excavado en la piedra y lloré. Comprendí que los he cazado a todos desde entonces. Ya no tiene sentido refugiarme en la rabia o en la ira; ¿qué sentido tiene un cazador cuando no hay demonios que cazar?

El general volverá a la granja, el rey volverá a gobernar su reino... yo no tengo ningún oficio salvo el de cazador.

Entonces tú me respondiste: "No hay nada más pequeño que el polvo" Ya lo entendí, mi corazón está hecho polvo. No habrá forma de recomponerlo... éste es mi final, morir olvidado en la tristeza.

(Última crónica de la liberación, cuando el cazador sin nombre desapareció, para siempre)

Este es mi último escrito, no volveré a escribir jamás, no tengo fuerzas ni motivos para hacerlo. Gracias a todos los que me habéis seguido durante toda esta aventura; gracias a todos los que me disteis motivos alegres para escribir. Os pido perdón, por dejarlo de este modo. Ha sido un honor que me leáis.

Ahora si es nuestra canción :_(

http://sendaguerrero.blogspot.com/

2 comentarios:

xarien dijo...

Cumple tu duelo y cuando te sientas pronto regresa a deleitarnos con tus escritos...
Para todo hay un límite en la vida, también para el llanto y la espera.
Un abrazo bien fuerte a la distancia amigo.

maría dijo...

te doy un tiempo, pero o vuelves a escribir o te sacrifico, he dicho.