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2 nov 2011

La arena

La arena de batallas en el reino de Silh, sin rey. Un coloso construido por humanos para disfrutar con el dolor de aquellos que son condenados. Antaño los juegos fueron repudiados por el último rey. Pero ahora manda el ejército.

"He aquí al cazador de demonios... merece que le demos su propia medicina, ¿verdad?" - dice el comandante señalando al joven que está atado en un poste en el centro de la arena.

Las gradas están llenas de soldados sedientos de sangre. Los calabozos se abren para dejar paso a quienes fueron capturados y deben ser ejecutados. Son pocos los que quedan con vida. A la cabeza, una chica joven que se acerca a mirar de cerca a ese que dice llamarse cazador. Sus ojos no le mienten, no es él. Él desprendía fuerza y rabia por ellos. Le mira con rabia, él apenas lo entiende, no conoce ese rostro que le mira con ganas de matarle. Está asustado

Trompetas de aviso: Salen los mejores gladiadores de Silh, sedientos de sangre pelean por su propia libertad. Una jabalina es lanzada al poste y alcanza su objetivo; morirá en pocos minutos. Comienza la matanza. Sangre entre ambos bandos, ira, odio... desesperación. Miedo. Casi todos los prisioneros están en el suelo esperando la orden de la muerte. La última en caer será ella. Llora con el último golpe; está a punto de caer cuando el desaliento le llega al hombre encadenado al poste. Un último suspiro es exhalado por él, retumba en la arena ese poder contenido. El farsante ha caído; el honor de su familia es restablecido.

Ha muerto.

Cruje y tiembla la tierra. Se abre una ruptura que deja escapar a una bestia del infierno. ¿Cómo es posible? ¿Él la mantenía cerrada? Entonces... entonces si era realmente el cazador. Empiezan a morir gladiadores, confiados no habían huido. Otros saltan de las gradas a la arena para ayudar. Es imparable.

El cazador está muerto.

Ella toma las riendas de la defensa junto a los soldados apresados. Están acostumbrados a pelear contra estas fieras. Lo hicieron bien en la grieta. Por eso siguen vivos. Pero este demonio es anormalmente fuerte. Su objetivo es ir a devorar al joven sobre el poste. No le dejarán. Al fin tienen algo que defender... un cuerpo que enterrar.

Al fin es seguro, que puede descansar en paz.

(13º Cuento del renacer, la arena)




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