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28 nov 2011

Cazar al cazador

Dos días después de sitiar la capital de Silh. Un gran ejército acorrala a una presa por los montes cercanos. Es rápido y ágil. Apenas consiguen seguirle el rastro. Es un ejército poderoso, fuerte, pero sin causa justa. El comandante de Silh, tras ser perdonado huyó y reagrupó a sus hombres fuera de las ciudades. Lo primero que busca es venganza. Quiere acabar con la amenaza del que puede restituir la figura de un rey sobre el reino sin soberano.

Un cerro no muy alto, poblado de eucaliptos. Allí le acorralan. No tiene por dónde salir. Cercado por todas partes. Se oye una risa infernal desde esa espesura. El miedo empieza a llegar a los soldados.

"¿Créeis ser capaces de derrotar al cazador de demonios vosotros, simples humanos?" - el desafío ha sido claro. La voz retumbó. Anochece, la oscuridad trae el frío de la noche.

Se manda una patrulla hacia el cerro, están asustados. Muertos de miedo. En unos segundos, solo se oyen gritos, golpes de espada. Uno de los hombres sale completamente aterrorizado. La estrategia perfecta. Completamente ensangrentado. No es capaz de caminar sin caerse, tiembla entero. Sus ojos buscan desesperadamente una salida. La obtiene rápidamente, su propio comandante ordena decapitarle por desertor allí mismo. Cunde el miedo, se expande más deprisa que un rumor.

Se enciende un fuego, puede verse claramente, es una antorcha que se acerca y sale lejos de la espesura. Una muchacha mira desafiante a todo un ejército. Por su espada aun corre la sangre de los que ya no volverán. Mira con odio y al dar un paso todos le temen. La voz del cazador les vuelve a interrumpir.

"La noche llega, ¿no os asusta, soldados?" - suena clara y casi se ve la sonrisa en la voz del cazador como el eco ante el silencio - "¿Qué es lo que más os asusta en el mundo?"

Suena un cuerno de guerra. Imponente. Las aves alzan el vuelo. Espantadas, temerosas. Revueltas ante lo que presienten. El cazador sale del bosque y se para junto a su hermana. Una simple mirada y la primera fila de soldados da un paso atrás. Vuelve a soplar el cuerno y todo a su alrededor se transforma, la noche se convierte en el infierno. Los caballos se asustan, se encabritan, dejan caer a sus jinetes. Acuden demonios con sed de sangre viva. Terror es lo único que se puede sentir. Corren, huyen por sus vidas. Dejan atrás armas, escudos, armaduras, todo lo que pese. Huyen como alimañas.

Y de pronto se vuelve a calmar la noche. La tenue luz de la luna deja ver a dos jinetes acercándose desde la capital a todo galope. Rey y general. Ahora saben por qué el cazador se fue hace dos días. Necesitaba encontrar el lugar adecuado para traer el infierno a este círculo.

"¿Le estás enseñando a tu hermana todo lo que sabes hacer, cazador?"- pregunta sorprendido el general Marcus, de la verde tierra llamada Immert.

(La conquista 3)
(Para alguien especial, que me hace escribir con una fuerza nueva ;-) )





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