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4 sept 2011

Descubrirle

Noche cerrada en el reino de Silh. Un grupo de encapuchados se refugian de la luz de la luna para no ser vistos. Una sombra llega rápido a ellos, casi no le reconocen. Terlo se ha convertido en un vagabundo para pasar desapercibido por el mercado y el pueblo. Apenas hablan en susurros. El capitán señala la casa más cercana. Se oyen voces dentro. El alboroto y las risas de una familia.

Alguien sale a cortar leña. La poca luz es suficiente para verle el rostro. Un encapuchado se levanta como si viera a un fantasma con los ojos abiertos como platos. Apenas son capaces de contenerle. Se desvela su rostro, es el rey Guerrero... uno de quienes le sujetan es Marcus de la verde tierra de Inmert. Ninguno contiene el asombro en su gesto. Terlo les insta al silencio y la calma. Observándole bien, el que sale es temeroso, mira a ambos lados antes de alejarse del umbral de la puerta. No se comporta como ellos esperarían. Finalmente un susurro les informa:

"Llevo semanas siguiéndole" - dice Terlo, irreconocible - "Pensé que fingía... pero no. Le han atacado varias veces, los guardias de este reino sin rey son muy avariciosos. No se defiende, agacha la cabeza y sigue su camino, siempre viene alguien a ayudarle. Incluso he pensado que era casualidad, demasiado parecido; casi vuelvo a recibiros al puerto para marchar juntos de vuelta..."

Toma una pausa, respira.

"Cuando iba a volver... ocurrió algo. ¿Habéis hecho lo que os dije? Son necesarios para que lo veais... soltadlos"

Cruce de miradas y la orden se da en absoluto silencio. Bastante lejos se abre una jaula con tres lobos. Asustados. Salen corriendo hacia la casa. Ven una presa fácil y corren aun más. El joven cortaba leña ensimismado en su tarea. Le sorprende el ataque sin apenas tiempo para reaccionar. Los dientes y la rabia de los predadores asustarían a cualquiera. El general está a punto de ir a ayudarle, el capitán le para y le señala para que observe. Sucede...


Los ojos del silencioso cambian, su ánimo se torna oscuro, su fuerza se hace palpable. Los lobos frenan en seco. Temen semejante espíritu de combate. Sólo unos segundos, solo una mirada. Gimen como hubieran sido atacados mientras huyen con el rabo entre las piernas. Él cae al suelo, desorientado una vez más, le duele la cabeza. Desconoce los hechos que han pasado hace un momento.

"Lo entiendo, reacciona. Sólo ante las fieras, ante el salvajismo" - dice el general.

"¿Y qué haremos? ¿Se lo dirás tú, Marcus?" - le replica Julius con tristeza - "¿Le dirás que él es el alma más poderosa de éste círculo? ¿Acaso no ves que aquí vive en paz?" - saltan lágrimas de impotencia - "¿Le dirás que él es el cazador de demonios?"


Ninguno supo responder.


(Quinto cuento del renacer, la confirmación)


http://sendaguerrero.blogspot.com/

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