El rey guerrero sobre el trono de piedra, de la guerra. Sefar celebra la fiesta antes de la batalla... la tradición manda que el rey descanse sobre el trono mientras la fortaleza entera festeja la lucha que vendrá mañana. Recostado hacia un lado... un codo sobre la piedra y su cabeza sobre el puño. Éste es el primer rey que no bebe para festejar. Respeta la tradición, pero no la comparte.
Su mirada se pierde hacia el final del gran salón, hacia el infinito. Cuando unos ojos se cruzan con los suyos. Alguien que conoció antes de ser rey, una amiga que le lloró al ser desterrado. Sonrisas vendrán, miradas de complicidad. Palabras de afecto. Finalmente llega el calor de un abrazo, caricias y sensaciones olvidadas. Un dolor insoportable en el corazón. Un recuerdo que parecía olvidado.
"Mi madre" - dice - "Recuerdo las caricias de mi madre, recuerdo cómo era ella, recuerdo cómo me hablaba. Recuerdo cómo la perdí..."
Julius había olvidado cómo es eso de amar. Le invade el miedo ante esta nueva sensación. A la par se siente dichoso. Los besos se quedarán en el interior de la alcoba.
Mañana habrá que ir a la guerra. El corazón de Julius quizá no vaya.
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1 comentario:
Los recuerdos, los sentimientos, todo ello lleva a la evocación de recuerdos y vivencias, es parte de nosotros y en cierta manera los necesitamos para no olvidar el valor de las cosas.
Nunca hay que olvidar, pero si asimilar y aprender de ello. Porque siempre habrá algo que nos importe y nos impulse a seguir adelante contra el viento.
Semper Fidelis!
Un abrazo
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