Ya sé cuándo iré a cerrar esa maldita grieta, ya sé la fuerza que necesito. Pero sigo necesitando quererla cerrar. Sigo sin quererlo hacer, ¿Y si en el momento de cerrar esa ruptura me dejase caer? ¿Y si desapareciese para siempre? Es un deseo tentador... demasiado tentador.
Me armé de valor, lo necesitaría en lugar de las armas. Dejé a un lado mi espada y a mi guardián. Y me sumergí en la vida, entre la gente. Quizá otros lo vean como nada. Para mi es una proeza. Acercarme a la poca humanidad que me queda. Morder mi lengua para apaciguar la violencia que quiere salir de mi. Contener lo que los demonios temen. ¿Y para qué? ¿Para sentir esta decepción? ¿Para ver lo poco que les importo?
Sigue sin gustarme la gente, sigo siendo el cazador y no podré ser uno más entre ellos.
(39ª crónica del Cazademonios, su decepción)
http://sendaguerrero.blogspot.com/
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