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14 may 2011

Dos caminos, dos ánimos... viejos recuerdos

Antes de ser el cazador, mucho antes de saber qué era un demonio, ya entonces sentí la crueldad del mundo. Al nacer la bestia aquella noche de luna nueva conocí a aquel que me enseñó a dominar la espada aun mejor. Al principio huí y le rechacé, desbocaba mi ira por cualquier motivo. Y esto lo que me vienen a recordar hoy. No ataqué... pude frenar a tiempo mi ira, sabía que no debía matar a esos ladrones, aunque quería hacerlo, mi interior sabía que no soy un asesino. ¿Llamáis a esto justicia? ¿Años después en los caminos me buscáis para hacer un juicio justo? Ahora veo que habría sido mejor darles mi propio castigo.



Seguís sin gustarme, sigo sin sentirme humano. Entre caminos me hayo. Este último tiempo evito el contacto con cualquiera, huyo de los pocos demonios que presiento. No quiero luchar, intento no hacerlo, intento encontrar esta paz que tanto anhelo. Y aquí me hayo, hermana mía, ante tí y el recuerdo de la daga que te di ante la grieta para no recordar el dolor de quien la forjó para mi. No deseo recuperarla, pero tampoco que la pierdas. Esquivo batallas... y mis manos se resienten de no usar la espada. Mi cabeza quiere estallar. Mi temple está alterado.

No debería luchar contra mi interior, mi corazón me dicta ir a la grieta y cerrar esa ruptura por la fuerza, mi fuerza, la fuerza del cazador de demonios. Pero no siento ánimos de hacerlo.

Mi alma sufre dividida entre recuerdos... ¿Si cierro la grieta... podré volver a ella algún día?

(38ª crónica del cazademonios. En un cruce de caminos. Sobre el dolor de su pasado)






http://sendaguerrero.blogspot.com/

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