Julius, rey de Sefar, observa con odio la tumba del ser que le convirtió en lo que fue. Ha pasado el tiempo, le ha perdonado. Suspira, se relaja, su mirada se torna nostálgica.
"Nunca entendí qué era tu musa, padre. Pensé que mi madre solo era un trofeo para ti. Sé que me lo intentaste explicar para que llegase a ser mejor. Sabemos que nunca lo entendí, hasta ahora. Ayer paseé por la plaza central del pueblo, junto a la fuente. Allí vi una mujer extranjera, desconocía quién era yo y me preguntó como si cualquier habitante fuese. La naturalidad, la sonrisa, la sinceridad.
No será mi esposa nunca, ni siquiera la volveré a ver. Pero me hizo sentir mejor, me hizo sentir vivo. Me trató como deseo que me traten algún día..."
Para, respira; sabe que las palabras que va a decir no son fáciles...
"No seré para siempre el rey de Sefar. No quiero ser recordado como el rey Guerrero"
http://sendaguerrero.blogspot.com/
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