La fiebre.

Si me creen un dios, no lo soy. Si estuviese de mi mano... daría la vida y la salud a muchos. Pero no... yo soy el cazador de demonios, sólo sé cazar monstruos, darles muerte, combatir... usar la espada.

La fiebre ha llegado hasta el reino de la guerra... donde descansamos. A mi es difícil hacerme enfermar, ya no recuerdo mi último estornudo. Mi hermana no es tan fuerte, ella ha caido enferma.

Y me siento inútil, no sé que hacer. No sé donde ir. Solo se me ocurre destruir algo. Pero no es la solución.

Es lo que soy, es lo que sé hacer.

(Pensamientos del cazademonios, alejado de sus crónicas)

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