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Una figura sale de su tienda, un joven rey. Inclina su cabeza como saludo al general. Mientras se ciñe el cinto con la espada se acerca a la fogata en la que desayunará con los soldados. Confían en él, el rey guerrero, antes le temían. Amigos antes que vasallos. Se honran con la sinceridad y un buen café. Bromas entre ellos, la mejor manera de mitigar la soledad de la guerra y la lejanía de sus hogares.Tres historias, una misma guerra.
Las risas y la melancolía se callan al sentir que alguien empuña una espada. Pocos andan despiertos. Es fácil alzar la vista hacia la colina y observar al que entrena sin descanso. Controlando el dolor aun latente de la herida casi curada. Soportando el peso de un poder que nunca pidió. Baila junto a su espada, combate contra el aire, enemigo intocable. Rememora el placer de blandir su arma. Paradójicamente... sonríe ante esta sensación. Goza junto a la guerra.
Tres historias, una misma guerra.
(Para quienes echaría de menos si me fuese lejos. Para quienes me sonríen ante el café.
Para quienes hacen sanar una herida. Velez, Tamy, Elena)
http://sendaguerrero.blogspot.com/
(Para quienes echaría de menos si me fuese lejos. Para quienes me sonríen ante el café.
Para quienes hacen sanar una herida. Velez, Tamy, Elena)
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