Todos gritan y aclaman por la llegada anual de tres grandes magos. Tan grandiosos que son dignos de llamarse reyes. En caravana, sobre camellos y un paje cada uno a su lado. Portan más que presentes, portan esperanza, ilusión... inhiben el miedo en los corazones. Envidiemos a quien cobije tan alto poder.
Solo un alma intenta dormir y encontrar la paz entre tanta fiesta. El esbozo del guerrero más poderoso sonríe a los niños y quienes han ido a desearle prosperidad y dicha en la nueva estación con un presente humilde: una hogaza de pan con carne salada. El manjar de un rey envidiaría el amor de las manos que lo cocinaron para este herido luchador. Espera a quedarse solo para dejar de fingir la ausencia de dolor. Tanto entusiasmo no lo entiende. Histeria colectiva.
Es un día más, una noche más para él. Recostado sobre uno de los muros, casi en penumbra. Lucha por dormir y curarse pronto. Vuelve a sentir el amor de alguien querido velándole. El sonido de un enorme escudo de bronce al posarse en la pared no le despierta. Las manos de su hermana le acarician de verdad. Aun dormido su gesto se relaja, aun herido... sigue siendo más fuerte que nadie.
Una falange de soldados le rinde honor en absoluto silencio. Vienen a proteger al cazador. Hacen fuego para calentarle. Traen víveres para la aldea y participan de su fiesta. Apartados, en sepulcral silencio están un herido y dormido cazador de demonios velado por el cálido abrazo de su hermana pequeña.
Han cambiado las tornas, ahora es ella quien protege. Ahora es él quien duerme en paz.
(Vigésimo séptima crónica del cazademonios)
http://sendaguerrero.blogspot.com/
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2 comentarios:
Hola, feliz año!! Me encanto tu escrito y me hizo acordar a uno que escribiste una vez en el bosque para estas fechas y que me agrado mucho.
Besos amigo y espero pronto charlar contigo. Cuídate
Ains... destello mio. Gracias por tus palabras. Tenemos pendiente una charlita.
Besos.
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