Contador de visitas

23 nov 2010

Tierra de Fuego

Anhelo la tierra que huele a azufre. Me gustaría estar acampado junto al lago de fuego, más allá del páramo. Volver a observar el volcán mientras me duermo en su ladera. Dejar de oír y sentir... lo diferente. Allí en el averno... allí me sentí humano. Las bestias no me atacaban. En su hábitat son simples animales, les oía antes de dormir, me observaban, pero nunca pensaron en atacarme.

¿Por qué en mi mundo no soy aceptado? ¿Por qué tuve que nacer humano para defenderles? ¿Por qué no puedo deshacerme de este dolor? Demasiados recuerdos me vienen ahora que no puedo luchar por culpa de esta herida. Mi cabeza va a explotar. Y solo pienso en volver al lugar más inhóspito... y sin embargo donde más cómodo me siento.

Tantos demonios hay que no puedo sentirlos a todos. Y no siempre desean atacarme por ser humano. Muchos me miran sin saber qué soy.

Chispas de metal una vez más en mi cabeza. Un foso lleno de perros hambrientos. Todo regresa de golpe. Me cuesta cada vez más contener esta furia. Deseo llorar, pero no sé hacerlo. El general y el rey se encargan de hacerlo por mi, como buenos amigos.

Añoro a mi guardián... quiero saber cómo estará mi hermana.

(Vigésimo quinta crónica del cazademonios. Sobre su realidad)
(A quien se preocupa por el dolor que no conoce, simplemente por humanidad, gracias pequeña)

>



http://sendaguerrero.blogspot.com/

No hay comentarios: