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8 dic 2011

Marcus de Immert

El clamor del mediodía y su silencio. Una relativa paz. Un oso panda juega inocente con una mariposa al borde de un campo recién labrado. Parece absorto en su juego, el guardián está a cargo de Marcus mientras el cazador no esté, unos soldados pasan cerca, despreocupados pretenden atravesar el campo para ir al río. El gesto del guardián cambia drásticamente cuando tratan de poner el primer pie sobre la tierra labrada. Deberán ir a cambiarse de ropa.

Protege el esfuerzo que lleva todo el día haciendo el general de la verde tierra de Immert. Algo más lejos, el granjero convertido en general sigue labrando la tierra. Acechado por unos ojos con crueles intenciones desde retaguardia. Cuando la distancia es la precisa tienden la emboscada cinco hombres de la vieja guardia de Silh. Cinco soldados bien armados contra un granjero armado con una azada. Los ojos de Marcus miran con odio a los cinco, han venido en un mal día, le duele la cabeza y necesita desahogarse. Al primero le romperá la nariz con la azada plana para robarle la espada durante el primer ataque. El segundo caerá degollado por la espada esquivada del tercero que morirá a su vez de una estocada limpia de espada. Los dos últimos no correrán tanta suerte: Morirán más despacio, ellos pagarán el dolor de cabeza del general.

Hoy no contendrá ningún golpe con la espada. El guardián seguirá jugando con la mariposa.

¿Qué le importa a él si está lejos de su esposa y de su hijo en un dia con este dolor?

(La conquista 6)



http://sendaguerrero.blogspot.com/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!! Qué bello relato, cada día mejoras y me sorprendes, continua... Besitos mágicos

Mamut dijo...

¡Xarien! Lindeza... cuánta alegría que te pases a leerme y escribirme. Gracias por tus palabras.

Un beso grandote.