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7 jun 2012

Recordar, regresar y Zen


Hijo mío, no sé cómo decirte... que una vez deambulé por el infierno. Tras cerrar la grieta entre realidades... esta alma que no me pertenece se aferró a mi espíritu, pero sé que estuve muerto. Quizá aun no era mi hora, ni se había previsto quién me sucedería... regresé y no sé cómo...

Tengo pesadillas con esos momentos; flashes, bosquejos de vivencias,... ¿tanto sufrí allí para haberlo olvidado? ¿Peor que el foso en la noche de luna nueva? Tengo miedo de revivir aquello, me asusta perder el control de mi propia conciencia y olvidar una vez más quién soy.



Sin embargo, hijo mío... a pesar de todo este tormento no voy a dejar que se apague mi espíritu. Debo vivir con ello, enfrentarme a mis pesadillas. Sonreír.

El enfado arruina la alegría; evitaré el sufrimiento, lucharé por la felicidad de los que me importan.

Haré cuanto pueda por ver la sonrisa de mi hijo.

(El legado del guerrero XVI)




http://sendaguerrero.blogspot.com/

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