Una danza... un fuego.
La despedida y el recuerdo.
El final es el principio.
La muerte es el renacer.
Hasta aquí llegué, hijo mío. Se acabó el llorar, se acabó ser débil. Haré todo lo posible para que te sientas orgulloso de quién es tu padre. Que recuerden mi nombre después del tuyo; que recuerden el de ambos tras mencionar a mis nietos.
Te grito, universo, te desafío... ¿quieres acabar conmigo? ¿Ya es la hora de que mi alma recorra otra vez el sendero? No. Me niego. Mientras mis manos puedan empuñar la espada de dos colores no habrá fuerza capaz de vencerme, no habrá voluntad capaz de doblegarme.
Si, soy humano. Defenderé a toda criatura viva, seré justo. Mantendré el equilibrio entre los mundos, guardaré el universo como se me ha encomendado. Buscaré por los caminos, recorreré los valles y cruzaré los ríos.
¿Me echabais de menos? Debo demostrarle a mi hijo quién soy. Adios a la autocompasión, adios a todo aquello que me debilita...
¡Cuando el cazador de demonios decide ir a la guerra, solo os queda empezar a temblar!
(El legado del guerrero XIV)
(Quiero dedicarlo a esas personas que se preocupan por mi: el pirata y la repostera ; la oveja y el perro)
http://sendaguerrero.blogspot.com/
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