Bajo tu ventana

Noche muy cerrada en la capital de Silh. Justo el día antes de la coronación del rey. Una muchacha espera asomada a su ventana y contempla los cuernos de la luna, observa las estrellas que empieza a conocer. Está esperando a un amigo especial al que se ha acostumbrado a recibir en ese mismo lugar y con el que conversar y perderse en el tiempo. Se ha hecho demasiado tarde, pero ella insiste en esperarle ¿le echa de menos aun cuando ayer estaban en ese mismo lugar?

Por las calles él corre en otra dirección. Su obligación y su honor le reclaman. Busca su presa. Él es el cazador de demonios. Su guardián le ayuda a tender la emboscada. Le cierran en una calle sin salida. La sangre es derramada. Ahora correrá en busca de la ventana donde ella le aguarda.

La musa le seguía esperando. La luna y las estrellas cruzaron ya parte del firmamento. Hoy no tendrían una bonita charla como de costumbre. Decidió al fin irse a dormir. Sopló la vela de su habitación y la luz por hoy se apagó. Al otro lado de la calle, desde las sombras una figura envuelta en sangre de demonio le observa. ¿Cómo podría presentarse el cazador así ante ella? Un bramido ahogado del guardián le dice que él también está triste. Acaricia la cabeza de la bestia mientras sus ojos aun no saben empezar a llorar. Pero tiene claro lo que siente, es tristeza.

El universo llora por tristeza. Empieza a llover ante un cazador avergonzado por no haber acudido al encuentro de su musa. Una vez más, maldice su poder y maldice a los dioses que se lo dieron.

(La conquista 16)

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